Francisco Javier García Ramos, ingeniero agrónomo, director de la Escuela Politécnica Superior de Huesca. Universidad de Zaragoza
Agricultura de precisión, la realidad inevitable
A pesar de que los inicios de la agricultura de precisión se remontan ya a más de 30 años, su implementación en España no está extendida como para poder ser considerada una tecnología habitual en las explotaciones agrícolas y ganaderas, principalmente en el sector de los cultivos extensivos que representan un gran número de hectáreas y cuya gestión influye de manera decisiva en la sostenibilidad medioambiental de la agricultura.
Este hecho es simplemente fruto de las características de nuestro sector agrícola en el que se deben englobar los condicionantes que constituyen los diferentes integrantes del mismo: los agricultores (con edades medias avanzadas), las características de las explotaciones (muchas veces con tamaños reducidos y pocas opciones de alternativas a las actuales), los técnicos agrícolas y ganaderos (que influyen en la toma de decisiones por el agricultor/ganadero), el sector educativo que forma a dichos técnicos (en algunos casos anclado en la comodidad), los fabricantes de tecnología (que deben garantizar la facilidad de uso y robustez de estas tecnologías) y la administración (que puede condicionar de manera decisiva la aceleración de su implementación).
Todos podemos convenir que si disponemos de herramientas que nos aportan la máxima información sobre la actividad que estamos desarrollando tendremos muchas más probabilidades de tomar decisiones acertadas que redunden en una mayor rentabilidad de nuestra explotación. Pues las tecnologías de agricultura de precisión nos permiten eso, disponer de información detallada de diferentes aspectos de nuestra explotación (rendimientos, tipo de suelos, estado del cultivo, insumos aplicados, etc.). Esta información posibilita, mediante la utilización de máquinas y equipos con tecnología de geolocalización (sistemas globales de navegación por satélite), dosificación variable (mapas prescriptivos, riego diferenciado, manejo individualizado del ganado, etc.) y tecnología de seguimiento de la explotación (satélites, drones, sensores in situ, etc.), tomar decisiones diferenciadas en la gestión de una explotación agrícola/ganadera para aumentar su rentabilidad. Y lo que es más importante, toda esta información digital nos permite una trazabilidad total de nuestras actuaciones y, por lo tanto, una forma de garantizar a la sociedad y a las administraciones públicas nuestro cumplimiento con los requisitos medioambientales.
Ante estas claras ventajas, es inevitable, en un futuro cercano, la implementación a gran escala de las tecnologías de agricultura de precisión en nuestras explotaciones. No será una cuestión de elección por parte de los agricultores, sino de adaptación al uso de técnicas que hagan más rentables las explotaciones y garanticen su sostenibilidad. Y, como en cualquier proceso de adaptación, habrá explotaciones que se quedarán atrás si no toman a tiempo las decisiones adecuadas.